lunes, 10 de mayo de 2010

Sabores

Tropezó con una piedra, su cara estaba sobre la polvorosa tierra, se levantó sobando su frente y sacudiendo su cabello, se limpia las lágrimas de la cara con la mano y también su nariz, su cara ha quedado toda embarrada.
No sabe dónde se encuentra, no puede gritar porque ya se ha quedado sin voz, lleva tres días y dos noches sin rumbo.
Pero tampoco sabe a dónde quiere ir, así que se le es mas complicado el sólo caminar sin rumbo.
Tres grandes gotas anuncian una tormenta, no es agua, es malteada de fresa, tal y como a el le gusta, tal y como el lo deseó.
Se tumbó boca arriba y tomó malteada hasta cansarse. Ya que estaba lleno, la lluvia cesó.
En un segundo quedó dormido.
Se levantó ya un poco mejor, su cabeza dolía y seguía sin recordar, un árbol de golosinas, corrió, lo trepó tan rápido como nadie hubiera podido, cosas deliciosas lo formaban.
Sus días y sus noches estaban formadas así, tomaba de ríos de limonada, se dormía sobre pastos de azúcar, había arbustos de chicles, galletas de animalitos, todo lo que deseaba lo tenía, nunca le faltó de comer, de tomar, pero seguía sin rumbo, nunca recobró la memoria.
Poco a poco terminó de olvidar los restos de memorias que como soplos tenía.
Se fue olvidando de aquellos que extrañaba.
Al final del camino no tuvo imaginación para desear, se había cansado de todo.
Una sombra que se antojaba, él se recostó, en un momento deseó, deseó lo último que deseaba, deseó y no despertó de nuevo.


YUN

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