Normalmente no soy de las personas que les gusta hacer un
examen de conciencia acerca de lo transcurrido en el año que terminó, pero es
que, este año, si fue un vertiginoso año.
2021 me dejó muchos aprendizajes.
No debo dejar de hacer las cosas por alguien más, no
esperando a alguien, una llamada, un mensaje, una visita.
No contestar una llamada, si no quiero hacerlo, si sé que me
hará daño o será una llamada toxica, pero lo mejor es que no tengo
remordimiento al no hacerlo.
Dejar en visto un mensaje, y valerme madre eliminar de plano
el chat, no estoy ya tan condicionada
En qué mundo estamos que es una obligación contestar
llamadas, mensajes, audios, video llamadas, me niego a amarrarme a eso, y poco
a poco lo han entendido quienes no tienen de mi respuesta.
Ha sido un año que, si bien no he bloqueado teléfonos, así
como llegan los mensajes, así se eliminan, si hay suerte, ni siquiera los
alcanzo a leer.
De la gente que no pude elegir en mi vida, de esa que se
llama mi familia, aprendí que no debe hacerme tanto daño, que yo sí puedo
elegir no elegirlos, no mezclarme, poner distancia.
Y eso me lleva a este año, donde otra parte de la familia me
eligió este 2021 para estar más cerca, convivir e incluirme, pese a lo que yo
considero una buena brecha de años, de vida y experiencias.
Este 2021 fue un año particularmente de subidas y bajadas de
peso, aun así, muchas veces estuve a gusto con mi cuerpo, con ropita bonita,
algunas blusas más pegadas, tacones altos, ánimo para peinar mi cabello,
accesorios.
Me costó mucho entender mis problemas de ánimo, y cuando no entendía
al mundo, recordaba que la que estoy mal soy yo, tuve que aprender a ser demasiado,
demasiado tolerante, porque gritaba por todo, lloraba por todo, aunque en algún
momento he tenido que explotar en llanto, creo que son las menos veces de las
que debería.
Y el punto anterior me llevar a un asentimentalismo que no
me conocía, pero me ayudo a no contestar ese mensaje, a no esperar, cambada y
peinada, en la sala una visita, o no tener en la mano un celular esperando una
llamada.
Pero este 2021 fue muy duro, y por desgracia, dudo que el 22
sea mejor.
Hay muchas batallas más por librar, y no sé qué tantas
heridas saque de ellas, cuánta sangre se derrame o las fracturas que resulten.
Terminé el 2021 con un análisis de gente que recién me
conoce, y la percepción fue “amargada”, enojona y que no rio.
Después de ver lo que viví en este año que pasó, si quiero
hacer algo por mejorar la forma en que los demás me ven, sea o no verdad su análisis,
no quiero ser tan transparente.
Hay algo claro que haré este año, y es bailar! porque yo sola inventé esa patraña de que no lo hago!
Aun faltaría un universo para estar bien conmigo, y quererme,
y decir Te Quiero