lunes, 12 de enero de 2009

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Hace un minuto aquí no existía nada. Los mundos de hoy cambian con una velocidad tal que, donde hoy hay una ciudad, mañana hay una metrópoli y pasado nada, se esfuma todo y reina el abandono. Todo esta en movimiento, no se puede vivir mas de 72 horas en un espacio donde el aire se sature sobre los 350 puntos. Yo patrullo los mundos, nadie debe respirar los aires que ya se encuentran viciados, contaminados, impuros así como nadie debe estar en aquellos espacios donde el aire no ha sido tratado y es de una pureza tal que, cualquier pulmón que se rija por los actuales estándares, podría estallar al respirarlos. Los niveles son claros, las partículas pesadas son vitales para nosotros, son éstas las que nos permiten sobrevivir y no perder la cordura. Mi vida es dura, viajo sola brincando mundos desiertos, mundos que han sido usados, explotados, exprimidos, mundos que se vuelven inhabitables y que por momentos son tan oscuros que no se distingue lo que un día se formó ahí, ciudad, industria, campo de cosecha, centro de formación o cualquier categoría que incluya la lista de asentamientos permisibles. Pero también viajo por mundos que son verdaderos paraísos, donde todavía se puede ver agua corriendo por ríos o cascadas, donde pueden verse pequeños azules entre los cielos rojos, donde existe el color verde en los suelos y si se ha sido verdaderamente una de las elegidas, se puede ver alguna flor, vida extinta ya en nuestros mundos. Paraísos que en soledad no tienen sentido. También hace un minuto que aquí la vida estaba en pleno, pero la transportación ha ido mejorando, las personas no deben darse cuenta de estos saltos, sus celdas visuales deben llevar patrones y normarse por los usos horarios establecidos hace varias décadas malteales. Se dice que en promedio una vida habita 20.183.040 espacios, uno tan alejado del otro como imposible pueda parecer. Somos solo malteas quienes durante todas estas vidas hemos hecho labores de patrullaje, una a la vez en cada tiempo/espacio, hemos sido capacitadas para marcar puntos con posibilidades y establecer, según marcan las leyes, aquello que pueda establecerse ahí. La dificultad radica en lo exponencial que se vuelven los mundos desechados y por tanto lo inversamente probable de sitios capacitados para alojar vida. Todo se esta acabando, y mientras yo sola, veo que todo termina, en poco tiempo aquí ya no habrá nada, este universo esta a un instante de colapsarse, a marchas forzadas busco nuevos universos infinitos antes de terminar infinitamente con este.
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Y
U . 12.01.09 .
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