martes, 26 de enero de 2016

Destrucción

Tiemblo en todo el día.
No se si es porque no he comido.
Es uno de estos momentos en que sabes perfectamente dónde está el alma, es justo ahí donde duele horriblemente y sientes que se desgarra.
Sientes cada una de las venas que la conforman como se desangran.
Mi respiración es lenta.
Creo que es porque no quiero hacerlo y me rehúso en medida de lo posible.
Los ojos se secan de tanto llorar.
Pero por dentro muero lentamente.
Yo no quiero.
Lucho contra el dolor y lucho por vivir.
Mi quijada empieza a hacer ruidos nuevamente y empieza a asustarme esta destrucción.

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