sábado, 26 de enero de 2019

Extraña e Inesperada

La mañana es muy fresca, pero yo apenas llevo un suéter ligero, estoy sentada en un pequeño café sosteniendo la taza con mis dos manos para tomar también así el calor, pasan las personas con pasos lentos, parejas abrazadas con grandes abrigos, tres niños corriendo me asustan pero retomo la mirada donde la tenia en un principio. Alguien besa mi cuello y mi piel se eriza en un instante, del cuello brinca a la boca y nuestras lenguas juegan un poco, el frío empieza a bajar, mi mano esta en su mejilla y baja hasta tomar su mano. No podemos soltarnos porque no queremos hacerlo. Poco a poco la platica empieza después de varios halagos de mi cabello o mi sonrisa. Las risas son constantes, y en momentos hasta contagiosas. Dos horas y media después la intensidad de la platica a bajado, aunque las risas y las miradas nunca decayeron. Por fin sin pena o miedo el saca una pequeña bolsita de terciopelo llena de pequeñas flores bordadas en los mas brillantes colores, pero solo la deja sin mayor atención en lo que pueda haber en su interior. Su té se ha terminado, la tercer taza de hecho, bueno, ya todo quedo listo, con la misma intensidad del saludo el se despide. Mi cuerpo se hace completamente para atrás en la silla, hasta cierto punto cansada, hasta ahora aun no siento miedo, mis manos cubren mi cara y se mueven como si quisiera borrar mi rostro, vuelvo a tomar la taza con mis dos manos, pero ya no puedo resistirlo, se mueven para tomar la bolsa floreada, lentamente la abro, ahí está, la mayor cantidad de dinero en efectivo que jamas habían visto mis ojos y muchísimo mas de lo que podría ganar en el resto de mi vida mas dos vidas mas. Lo hecho hecho está, la cita quedó pactada, ese hombre tendrá mi corazón, a fin de cuentas ya no tiene sentido y nunca me ha funcionado. El trasplante será en un mes, después de mi "extraña e inesperada" muerte.

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