Y en veces levantaba la mirada para ver si se despejaba el camino y podía ya ver el pueblo, sus casas humeantes con techos rojos pero el camino era largo y aun no veía nada.
Sus pisadas se hacían mas lentas cada vez, también estaban congelándose, pero el saber que en cada paso se encontraría mas cerca de su hogar le hacia dar un ultimo esfuerzo, estaba en el punto tal que todo le dolía ya y todo era por seguir avanzando, un esfuerzo y otro mas, un paso y seguía en su caminar.
Nada le daba mas ilusión que llegar a su casa y quitarse esas pesadas botas, aventar el abrigo y los suéters, prender fuego y una vez que estuviera todo calientito, quitarse los calcetines y andar descalza, uno de sus mas grandes placeres en la vida, y sin embargo, sabía que poco lo hacia, por una u otra cosa, poco lo hacia.
Ya se ven las luces de la ciudad, si, están las casas pintadas de blanco por la nieve y sale el humo de las chimeneas, hasta se podía oler la comidas de las casas, un olor delicioso, ese olor que te transporta a buenos momentos.
Bueno, había pasado todo el día caminando. habia valido la pena el esfuerzo, ya estaba en casa, sola en casa, feliz en casa, eso era su hogar. Estaba en su hogar.
A quitarse las botas!
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