Estaba un día sentada tan tranquila como cualquier otro día soleado, de esos que le gusta tener a esta silenciosa ciudad.
Sentí un escalofrío cuando tu mano masó por mis hombros descubiertos, solo me estremecí pero no tuve palabras para contestar.
Un intercambio de miradas empezó a forjarse, y luego vinieron largas conversaciones, me encantó conocerte y que tu lo hicieras a mi.
Me parece mentira que ya hayan pasado cinco años desde entonces, siete desde la primer vez que te vi cruzando una calle.
Hoy no se dónde estas, hay mensajes que de repente llegan muy esporádicamente, siguen siendo por demás cariñosos, mas de lo que quisiera.
Recordando tiempos que fueron y no volverán mas, así lo decidimos un día que acordamos cortar con todo.
Tu te fuiste solo, yo me quedé con él, y ahora esos mensajes están muy fuera de lugar, sin embargo, me gusta recordar lo feliz que fuimos.
No me arrepiento de esa decisión, estamos hoy mejor los dos, sabiendo que existimos y que estamos bien, que puede haya ido a mejor.
A mi me gusta pensar que pudiste estar mejor, así no me remuerde la separación.
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