sábado, 11 de marzo de 2017

Perdida

En recientes fechas mis ganas de llorar llegan cuando no quiero, cuando hay alguien a mi lado, cuando la gente me observa, cuando el mundo puede darse cuenta de mi vulnerabilidad. Y me enojo más y sonrío menos. El que no tengo gusto por la vida es un tema que ya he trillado aquí en demasía. Odio que me digan que no, odio que me rechacen o que me desairen. Curioso que esta semana se me haya resbalado, ya entiendo que a nadie le interesa mi compañía. Tan claro como un silencio o cien palabras. Vacía y con la mirada perdida, ya no hay luz ahí.

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